ADIOS, MASCOTA
La mayoría de las personas no sólo ama a los animales sino que, en muchas ocasiones, los quieren tener tan cerca que los convierten en sus mascotas: seres cercanos con los que jugar, acariciar, sentir, disfrutar... ejercitar los mejores sentimientos.
Pero, también, como todos los seres, algún día pueden desaparecer. Imagina que tu animal mascota, el más querido, murió ayer. ¿Cómo era? ¿Cómo lo pasabas con él? ¿Por qué ha muerto? ¿Qué sientes?
3 comentarios
josé fernández fernández -
Yo, cuando tenía seis años, tenía un perro que se llamaba Oliver. Oliver era pequeñito como una botella de agua, y de color marrón como como Bambi. Un día que venía yo de la escuela me dijo mi madre:
-¡José! ¿Sabes qué?
-¿Qué?
-Vamos a tener un perro.
-¡Toma ya! Pero... ¿Cuando vamos a ir a por él?
-Esta tarde, a Bailén.
Entonces fuimos a por él.
Me tiré con él como unos diez meses. Pero al décimo mes, cuando volví de la escuela, no estaba mi perro. Lo habían dado a una persona porque mi madre no podía tener perros. Desde aquel día siempre que lo recuerdo me echo a llorar sin que nadie me pare. Lloro de pena, de mucha pena.
José Fernández Fernández
4º B
antonio medina gomez -
Se acercaba el día mundial contra la discapacidad. Para ese día pensé que podría adoptar a un perro de la perrera de mi pueblo.
Quería un perro gris, con el hocico puntiagudo y que no fuera ni un chiguagua ni un salchicha.
Llegó el día y fui a la perrera a recoger al perro.
Después de tenerlo, fui para casa a darle de comer y beber en un cuenco.
El perro era negro, amarillo y blanco y su hocico era puntiagudo.
-¡Mamá, ven corriendo a ver al perro! -dije gritando.
-Ya voy -le contesté.
-¡Mira! -me dijo enseñándome un perro precioso.
-¡Qué perro tan bonito y tan chico es!
Y cinco años después, todo fue diferente. Él estaba tumbado en un escalón de entrada de la casa, cuando un psicópata (o trambién podría ser un borracho ) le pegó una paliza. Estuvo ladrando de dolor día y noche, y yo sentía pena, cada vez más pena. Al cabo de dos semanas se murió de un desmayo.
Me sentí muy triste porque no tengo amigos. Vivo en el campo y son los animales mis mejores y mis únicos amigos.
Julián Torres Fuentes 4º B -
Un día me fui con mi perro Chico, de expedición por el campo, para buscar hierbas curativas. Pero cuando nos íbamos, a Chico le atropelló un camión. No murió, pero se rompió la columna. Allí quedó, tirado en la carretera sin poder moverse. Lo recogí y lo llevé al veterinario. Le pusieron una escayola en la espalda para ver si así se le juntaban las vertebras y se curaba de una vez por todas.
A mí me daba mucha pena de estar tan sano yo y él sufrir con la espalda rota. Por las noches se ponía a llorar y sus llantos eran fuertes, roncosos y tristes. Cuando yo veía esos ojos marrón chocolate y pelo negro tirando a canela, me daban ganas de llorar. Todas las noches pasaba frío a su lado; pero yo, pensando que él necesitaba calor, me acostaba a su lado para dárselo. Pero Chico no mejoraba, empeoraba cada vez más.
Un día mis padres se llevaron a Chico a ponerle una inyección y no sufriera más. Yo supe desde el principio qué clase de inyección era.
El murió. Pero cada vez que yo voy al campo lo recuerdo correteando y revolcándose por las hierbas: verdes y frías.