Blogia
EL ESTUCHE DE LAS PALABRAS

RECUERDO...

RECUERDO... En la vida es muy importante marcarse unas metas, unos objetivos, e intentar cumplirlos. Algunas veces, conseguirlos cuesta mucho esfuerzo y no se consigue a la primera. Pero, una vez conseguidos, nos sentimos muy orgullosos y satisfechos de nosotros mismos y de haber sido capaces de intentarlo una y otra vez sin desanimarnos, de haber superado todas las dificultades. Las cosas que cuestan esfuerzo y sacrificio nos hacen sentirnos mejor. ¿Te has sentido así alguna vez? ¿Qué aprendizaje te costó más superar?

9 comentarios

Nacho Torralbo Martínez -

Mi meta de mayor sería ser profesor de educación física.
Me gustaría ser de educación física porque suelen ser más queridos por los niños que los profesores que dan clases de lengua, por ejemplo, y profesor porque se gana mucho dinero y sólo se trabajan 5 horas por la mañana.
Ahora no sé cómo lo puedo conseguir, pero voy muy bien en el colegio y creo que seré un hombre con futuro.
Si lo consigo quiero trabajar en el colegio José Plata al menos un año, porque iré cambiando de escuela.

José García Medina -

Me costó mucho cuando quedé segundo en la carrera y no podía más pero aguanté hasta el final. Cuando iba por la meta mis amigos y mis padres me animaban para que llegara al final y llegué y quedé segundo y me dieron una copa.
Me sentí muy bien aunque cansado y me entusiasmé.

Daniel Jándula 5ºB -

Desde los seis años estuve intentando grabar o copiar un disco de música en el ordenador y por fín lo conseguí a los ocho años.
Durante esos dos años que tardé en conseguirlo, estropeé un montón de CD, el ordenador, borré sin querer trabajos de mi hermano mayor para el instituto...un desastre. Ahora se me da muy bien la informática. Le he enseñado a mi padre a hacer facturas con el ordenador y me siento muy orgulloso.

Rubén García Muñoz 5ºB -

Yo me llamo Rubén.
Me ha costado mucho nadar. Cada vez que iba a una piscina, yo no quería bañarme. Como no sabía nadar, tragaba muchísima agua y luego me ponía a llorar. Me sentía muy mal porque siempre me tenía que poner un flotador o unos manguitos y también me sentía muy mal porque yo era el único hijo de los tres que somos que no sabía nadar.
Un día, cuando estaba a solas en la piscina de una amiga de mi madre, me eché al agua sin manguitos y sin flotador. Al principio me puse muy agobiado moviendo las piernas y los brazos. Aquel día conseguí nadar. Me sentí fenomenal al conseguirlo.

Aloinso Medina 5ºB -

Recuerdo el trabajo que me costó aprender a nadar. Yo me tiraba al agua y movía los brazos, movía las piernas, pero nada, me hundía una y otra vez. Y así un día y al día siguiente, y otro día. A los tres días lo conseguí. Por fin pude flotar.
Ahora me siento muy bien por haber aprendido a nadar.

Pilar García Muñoz 5ºB -

Cuando yo era pequeña, quería aprender a montar en bici, pero me costó muchísimo. Yo tenía cinco años. Al principio me pusieron en la bici unas ruedas pequeñas, pero a pesar de eso, me pegaba muchísimos porrazos. Mi padre y mi madre me ayudaban empujándome y sujetándome, pero no me salía. Un día probaron a quitarme las ruedas chicas y recuerdo que cuando puse el pie en los pedales salí disparada y me caí rodando por unas escaleras y me dí un porrazo muy grande. Tan grande que me salió un chichón. Pero al final aprendí y ahora soy una gran ciclista.

Noelia Cazalla Millán 5ºB -

Recuerdo que cuando yo era chica y me echaron los Reyes Magos una bicicleta me costó mucho aprender. Ese mismo día me la bajé a la explanada para intentarlo. Me estaban ayudando mi prima Raquel y mi hermano mayor, David. Cuando me monté por primera ver, me pegué un cepazo y me lastimé las manos. Al doblar el manillar, siempre me caía. Algunas veces me salía bien, pero no siempre. Aunque me caía y no podía más, lo intentaba un montón de veces. Ese día llegué a mi casa hecha polvo.
Al día siguiente, me la bajé a mi parcela y cuando empecé a rodar y a doblar me salía perfectamente y no me caía. Así es como aprendí a montar en bicicleta.

Juan Cintas 5B -

Cuando aprendí a montar en bicicleta recuerdo que me pegaba un montón de cepazos, pero mi padre me animó y con mucho esfuerzo, al final lo conseguí.

Noelia Gálvez 5B -

Bien, pues lo que más me ha costado hasta el momento fué aprender a montar en bici.
Yo no quería, pero vino mi amiga y me dijo;
- ¿Te sales a dar una vuelta con tu bici?
- ¡No sé montar en bice!- le contesté.
Mi amiga me respondió:
-¡Pues yo te enseño!
Nos tiramos una saemana, pero cuando llegó ell sábado lo conseguí y mi abuelo me compró una bice más grande.